Extrañados,
LLegué a Fimbalá a la una de la mañana. después de que el micro quedara estacionado por una hora y nos avisaran que teníamos que pasarnos a otro quiensabeporquecosa. No sabía ni cómo era la "ciudad", adonde llegaba ni adónde iba a ir. Bajé con mi mochila de inmensas proporciones y le pregunté al maletero si había algún camping. Crucé la ruta y en medio de la nada había un jardín junto a una casa que servía las veces de espacio para acampar. Ahí ya me encontré con dos chicas ávidas de información sobre el valle de la luna, talampaya y demás... los datos precisos escasean. la experiencia directa es codiciada. me dijeron que para ir a las termas podía o pagar muuuucho de remis o hacer dedo o ir con vialidad como a las siete de la matina...
así que al otro día madrugué, caminé hasta "información turística" y ahí me dijeron que me pare en el "parquecito" (un cruce con una flecha que dice "a las termas" en el medio de la nada) y que espere a que alguien me levante. con mi mega mochila (pensaba acampar en las termas) esperé, esperé y esperé... hasta que llegó Julieta, psicóloga de la UBA, que con las mismas intenciones me hizo compañía durante el resto de mi estadía en Fiambalá.
a las termas llegamos al mediodía y porque pedimos por el móvil seis de remises Duna que te hace descuento, sino, seguiríamos esperando...ahí disfrutamos del agua termal y de unas deliciosas birras frías mientras las varillas de mi carpa se quebraban por los fuertes vientos.
volví y me quedé con ella en su "hostel" (una casona grande deshabitada, donde los dueños no aparecían ni para cobrarte) y ahí encontramos a Severo, profesor de teatro que deambula con su grupo itinerante por Rosario bancados por un programa del gobierno que incluye talleres, muestras y demás. ahí también estaban fernando y iens, un suizo argentino y un alemán que venían de hacer algunos seismiles (subir montes de arriba de seis mil metros). tomamos un vino de despedida con ellos. severo y julieta se encargaron de preparar unos fideos para el recuerdo...
al otro día partí hacia el shinkal, por un error contraté una empresa diferente a la de julieta y fuimos por caminos diferentes. me quedaron sus charlas y un sánguche que me había preparado exclusivamente para mí.
el micro me dejó en un cruce. donde justo estaba roberto vargas comiéndose un sánguche de milanesa. el micro tardaría una hora, él justo iba para belén.fuimos coqueando con roberto mientras me explicaba el proceso que llevan las nueces para ser vendidas en mariposa y el comino y demás especias que él tenía. entró al shinkal (antes de londres, antes de belén) y me llevó hasta el final del pequeñísimo mini pueblo que termina en las ruinas. ahí bajé y pregunté por julián, mi amigo, que vive con su novia y una bebita, casandra (esas eran todas las especificaciones que tenía sobre su paradero). en seguida me dijeron "ah, sí. justo detrás de marcelo". corrí hasta la camioneta de roberto y me acercó hasta lo de marcelo.
le caí a julián, estaban almorzando con los padres de sami y me quedé esa noche.vi su campo, la casa de barro recién hecha, su estilo de vida, las increíbles ruinas incaicas a meda cuadra y por primera vez sentí que estaba en un lugar en el que me quedaría.me podía imaginar tomando birras con los chicos y teniendo una mini escuela de español en la hectárea de al lado...
al otro día partí para belén con la docena de empanadas caseras que compré por doce peso en la despensa de ahí a la vuelta. esperé en belén hasta la noche para poder salir hacia salta y ahí tomé vino con los metaleros que vendían las entradas anticipadas de belicho rock, el festival que se celebraba ese día con oconnor como artista principal.
ya a punto de tomar el micro volví a ver a severo y al amigo que se acaba de hacer. iban para el shinkal, los mandé a lo de julián.
y miles de detalles. y miles de cosillas más que se escapan de la memoria.
ahora ya en jujuy, parto para iruya mañana. bolivia la semana próxima.
un abrazo
espero saber de ustedes. leo todos sus mails, aunque no responda uno por uno.
zof
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