miércoles, 2 de marzo de 2011

¿A QUÉ TE DEDICÁS? SOY OPC, ¿Y VOS?

Qué hago… a qué me dedico… ¿Embauco gente? ¿Vendo ilusiones? ¿Trafico status? ¿Ofrezco beneficios? Vaya uno a saber… Mi labor consiste en “invitar parejas”.

¿A qué invito a estas parejas?
A una presentación de ventas de un club vacacional símil tiempo compartido pero que hizo todo lo humanamente posible para que no se lo llame así.

¿Invito a cualquier pareja?
Noooo, jamás. Eso sería un pecado. Invito sólo a aquellos que… “califican”. Por calificar entendemos que cuentan con un perfil socioeconómico que les permite tanto comprar, como inclinarse o interesarse por volver al mismo lugar una y otra vez y adquirir por adelantado semanas que lo convierten en “socio” del resort.

¿Cómo descubro si califican o no?
A través de un “discovery”. Es decir, preguntando, simulando interés y “descubriendo” si son unas ratas de pozo, si recién se acaban de conocer, si es soltera o tiene su marido en casa, si es canadiense o polaco, si tiene tarjeta de crédito, si viaja seguido, si tiene un buen trabajo, etc, etc.

¿Por qué parejas?
Porque parece estar científica y estadísticamente comprobado que la gente casada cae en la monotonía del reisindir y en la búsqueda constante de estabilidad a largo plazo. Además, no teniendo nada que hacer con su dinero, gastan en huevadas.

¿Cómo lo hago?
Evitando decir que es tiempo compartido, una presentación de ventas o cualquier cosa que se le parezca. Entregándoles regalos y apelando a sus sentidos y deseos de pertenecer a un grupo “selecto”, parte de un “club”, con beneficios “vip”.

¿Por qué oculto información y qué tiene de malo ser “tiempo compartido”?
Parece ser que después del boom del timeshare de los 80s y 90s, la venta de los mismos se sistematizó, convirtiéndose en una presentación larguísima donde una secuencia de vendedores maltrataba a la gente hasta prácticamente obligarlos a comprar.

¿Qué me dice la gente cuando los invito?
Existe un gran número de reacciones. Algunos aceptan fácilmente; a otros, su sexto sentido vacacional y sus miles de presentaciones vividas los alertan de que se trata de tiempo compartido y se resisten. En estos casos es necesario apelar a todo tipo de mañas y argucias para persuadirlos a que entren. Algunos dicen que no y jamás se los convence; otros dicen que sí al final, van y vuelven con cara de “me engañaste, era una presentación de tiempo compartido”; pero, existen también, los que se resisten, van, compran y vuelven con el pecho hinchado de alegría… esos son los que mejor me caen. No sólo porque cobro comisión de la venta, si no porque se dejan malcriar, disfrutan de los chistes y se regodean de su nuevo status… aunque recién la próxima vez que vengan se pondrán en vigencia sus beneficios. Creo que, en realidad, los que compran y quedan felices son los que más me gustan porque son los único que me dejan con la conciencia limpia de haber realizado una buena acción…