martes, 22 de enero de 2013

Cada día hago un poco menos...

Me metí en mi blog, todo empolvado, lleno de telarañas, sólo para leerlo un poco porque me imaginé que nadie lo miraba... Tamaña fue mi sorpresa al descubrir que sí, en efecto, nadie lo mira.
Así que me dije, a ver, contate algo así de vuelta alguien se mete a darle una mirada.... casi como casilla de mail alternativa que uno llena de porquerías que no sabe por qué quiere guardar y de vez en cuando se mete tras probar cinco contraseñas diferentes.
Hace mucho que no escribo porque... no hago nada. La verdad es que no hago nada, qué quieren que les cuente, ¿eh? Trabajo poco, muuuuuuuy poco. Y cada día lo sufro, con vergüenza, porque trabajo muy poco, pero lo sufro. Agarro mi computadora para diseñar la clase que le voy a dar a tres niños de los cuales irán dos, cada uno con un nivel diferente y sufro. Cuando vuelvo me pongo a cantarles las canciones que usé en clase a mis amigas, que me odian, y ahí me divierto ("in, on, under" la bailo también. Algunas están buenas, posta). Pero la verdad que trabajar con nenes no es lo mío. Me doy cuenta que sirvo más de animadora que de maestra, sé excitarlos, que canten, griten y bailen y después sólo quiero que los vengan a buscar...
Cuando no estoy dando clase en la escuela, estoy aprendiendo francés en mi curso de dos veces por semana. Falto bastante, porque es a la mañana. Y hace frío. Pero cuando voy la paso bien. La mitad de la gente es de Rumania. Muy pocos hablan español. Así que sólo puedo usar el francés para hablar con mis compañeros. Y a mí me gusta hablar. Así que sí, me divierto.
Ahora en Bruselas hay nieve. Y hace frío. A mí me da mucho frío el frío. Muchísimo. Es por eso que sólo salgo a la escuela, casa de alumnos, el curso de francés (cuando voy) y las fiestas. Porque a las fiestas hay que ir.
Ando en bicicleta. Voy a laburar en bicicleta. Sí, con el frío y la nieve. En invierno oscurece temprano, es por eso que todos llevan luces y chalecos fosforecentes. Yo no. Porque mi bici no trae luces y no voy a ir a comprarle (por esto que vengo diciendo de que cada día hago menos, ¿se entiende?). Así que cada vez que vuelvo de noche voy pensando que me van a atropellar. y juro que los conductores de los autos que me dejan pasar al clavar los frenos al último segundo, piensan lo mismo. Esa sintonía cósmica es única. Por eso no le pongo luces a la bici. El sábado me encontré tirado un chaleco, voy a empezar a usarlo. Aunque voy a cagar la sintonía.
A parte de no hacer nada, como. Como bastante. Porque hace frío y porque no hago mucho.
A ver, sí hago cosas. El otro día fui al dentista. Y un fin de semana estuvimos en Alemania, llena de alemanes, ¿podés creer? Nos metimos en un castillo y como Paul, que pasó gran parte de su adolescencia y juventud jugando a esos juegos de freaks medievales, sabe mucho de todas esas cosas me contaba sobre las armaduras y armas y demás. Ahí la pasé bomba. Les pongo foto.


También estuve en Suecia. Me cagué de frío. Pasé la navidad más navideña de mi vida. Como en las películas. Con árbol de verdad, villancicos, nieve, galletitas con formas navideñas y luces por todos lados. Yo andaba como perro con dos colas. Hasta me dejaron encender las velas del arbolito (pongo foto también, tranquilos).



También fui a Eurodisney. Una cagada. Nos dieron unos pases gratis. Como unas tarjetas con la foto de quienes las habían originalmente comprado. Se notaba que yo no era la de la foto, pero no les importó, por suerte. No fue una idea muy acertada ir a Disney en plenas vacaciones de invierno, la verdad. Si están pensando en ir, les aconsejo que no lo hagan. Ni en vacaciones ni nunca. Hicimos una cola por dos horas para entrar a un simulador de Star Wars que había sido construido claramente en los ochentas. Por suerte antes habíamos fumado (sí, ávido lector, yo no fumo!) así que se hizo todo mucho más ameno. Pero la verdad es que no es necesario ir a Disney para fumar.


Así que bueno, espero en un par de meses tener algo más que contar.