viernes, 3 de septiembre de 2010

Ándale, wey!

Llegué a Playa del Carmen cual prima del campo que arriva a la gran ciudad. Sucia, cansada y sin un mango llego a un Puerto Madero desbordante de gringos.
Me recibió Diego, el amigo que teníamos en común con Meli. Tras caminar, un poco aturdida y sin entender nada (recuerden mis noches en Belice y Honduras. Sí, leánla de vuelta, ya terminé de completar el final de esas aventuras), llegó Carlos a buscarme para ir a la que iba a ser mi casa por tres semanas...
Al segundo día, Playa del Carmen me generaba repulsión. No había ningún Waldo, ninguna Emma ni Esther. Muchos argentinos bien, muchos yanquis mal, mucho de todo eso que hace mucho que no veía y que no sabía bien cómo explicar pero no me gustaba... consumismo exacerbado? glamour? cirujías, bikini, alcohol, drogas, MTV? No sé si exageraba o si meramente sufría la crisis de cambiar de un tipo de viaje a otro. Sabía a qué iba a Playa del Carmen, a hacer plata. Dónde se hace plata? Con turistas consumistas.
Lo que no sabía es que la temporada estaba terminando... O sea, poco trabajo. Tras días de intentar ver un departamento con Diego que se ajustara a nuestro presupuesto e intentar buscar trabajo sin currículums impresos (muchos ya saben la historia), decidí irme. Horas de charla con todas las amigas con las que cuento (gracias, chicas) me impulsaron a irme. Conocí algunos mexicanos, abrí mi espectro social y tomé la desición de seguir viajando hasta que la bendita temporada empezara y yo pudiera ir a venderle el alma al diablo por una buena suma de dólares mensuales.
Ya decidida a irme no va que súbitamente me salen esposo, casa y auto...
Y me quedo. Más de lo necesario. Y me doy cuenta. Pucha. Ya sé. No sé dónde. Por eso me voy. Otra vez.


Sep. Ushuaia ya es un lindo recuerdo. Tengo demasiado latentes los estándares de enamoramiento. Según la escala Freidergbert, un 3.2 no alcanza, menos después de sentir un sacudón de 9.7 (uno de los más altos desde Rómulo Villegas).
Amigas, estimadas, queridas... El Halley pasa cada cuánto? noventa? setenta? cada cuánto se vive un 9.7? Aspiro a un 8? Me conformo con un 6?
Pucha que es lindo compartir la cama...

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