jueves, 9 de septiembre de 2010

Una vida giratoria

Y se dio la despedida... Las chicas se fueron. Y una se siente... vacía, usada... sucia(*).

Al viajar es como si una se volviera en algún punto una suerte de puerta giratoria, por donde todos pasan. Entran, salen, van, vienen, te manosean (no todos, lamentablemente), te dejan marcas en el vidrio.
A veces reprimo mis ganas de sabotearle la existencia al otro para que sus planes se acoplen a los míos. "Para qué vas a volver a Europa, si llevás una vida miserable ahí? Eh? Decime".
Pero no, cada uno hace su viaje y toma sus propias decisiones y lo que hace este andar increíblemente maravilloso es el toparse con esa gente a lo largo del camino, la lástima es que después se van...

Para nuestra despedida no había muchos ánimos. Se nos hizo tarde, nos demoramos con nimiedades, pero siempre con un comentario u ocurrencia que nos hacía cagar de la risa a todos. Salimos con los dos italianos de la noche anterior, quienes, tras intentar irse a Palenque se toparon con "dos revoluciones" (sic) en la ruta y tuvieron que volver. Pasaron por nuestro hostel y nos dejaron su número. Tras varios desencuentros, terminamos llamándolos y encontrándonos en un bar.

Era gracioso porque estaban de alguna manera "asignados". Había uno para cada una. Excepto para Erika que le tocó un mexicano al que ella tenía menos ganas de ver que al túnel con la luz al final.
Yo no tenía muchas exectativas porque no me acordaba de la noche anterior y creía que mi italiano (cuyo nombre desconocía) era aparatoso y medio insulso.
El de Laura, por el contrario, aunque menos atractivo físicamente, era el más entrador. Extrovertido, caballero y comprador, era italiano de la cabeza a los pies.

Salimos, Erika se va a dormir, tomamos algo, nos sentamos en un banco y... sorpresa. Valerio resulta mucho más animado de lo que esperaba. Nos reímos por dos horas y nos despedimos de forma seca y un tanto incómoda. A las seis de la mañana salía su bus a Palenque. Ya eran las cuatro y media.
Otra vez, gira la puerta y salen.


*De ahora en más, en pos de evitar la explicitación "es chiste" o el molesto y un tanto redundante "jajaja", cada vez que encuentren el símbolo *, deben saber que el comentario no debe ser tomado en serio.

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