jueves, 1 de diciembre de 2011

Cómo sobrevivir en París sin internet, teléfono celular ni tarjeta de crédito…


No se puede. Inténtelo, verá que no se puede.
El primer mundo ha dedicado todo su esfuerzo y empeño en cumplir al extremo el poner “la tecnología al servicio del hombre”. Seguramente en no más de unos 50 años todo un ejército de droides estará destruyendo todas las capitales, pero bueno, falta para eso.
Todo en París parece ser fácil… para el que cuenta con las herramientas indispensables para ser parte del juego.
 Sin internet en casa de Emma, me vi forzada a deambular por bares y escuelas captando señal donde pudiera. Agradezco a Dios, y a las miles de cuotas de Garbarino, que le permitieron a mi familia comprarme esa bendita computadora que salió seis veces más pero sin la cual, me atrevo a decir que, no podría ni salir a calle… Ya que el concepto de “ciber” en París es casi tan alien como el de “locutorio”.
Tras enviar un mail por la tarde, me vi forzada al día siguiente a llamar a la persona para concertar una cita. Número de Bélgica, ergo, los celulares de Emma y Esther no funcionaban. Podría usar Skype… pero carezco de tarjeta de crédito para hacer las cargas pertinentes. Decido, entonces, buscar un locutorio…
Debería de haber filmado la expresión en la cara de los parisinos. Algunos, entre mi pobre francés y el extraño concepto de lo que buscaba, ni siquiera me entendían. Otros, tras pensar un largo rato, desistían y con tristeza me decían meramente “no, no hay”. Estaban también, por último, los que creían que buscaba un ciber y me mandaban allá adonde el diablo perdió el poncho para encontrarme con muchas computadoras a 4 euros la hora. Sí, 4 euros la hora. A veces, muy esporádicamente, me topaba con cabinas… en donde era necesario meter tarjetas de 10 o 20 euros…
La vida en París es fácil. La tecnología hace todo por uno. Así, es posible tener internet en el auto, usar bicicletas plegables y  permitir que el GPS conduzca… El único requisito es pertenecer. El nivel de confort es tal que todos lo tienen todo… en su casa. Dentro de la esfera de lo individual. Como latinoamericana de visita, sobrevivir sin celular, internet ni tarjeta de crédito en París es casi como tirarse al río… sin canoa.

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